Muchas son las religiones en el planeta que profesan la fe en Jesús de Nazaret, el personaje histórico al cual se alude fue El Mesías, El Salvador del mundo; religiones las cuales en medio de cada una de las creencias que manejan, dan a conocer su vida, basándose la gran mayoría en los escritos de La Sagrada Biblia, letras que recogen cada uno de los hechos de su vida y muerte.
Sin embargo pese a que como se mencionó anteriormente la mayoría de sectas religiosas se basan en sus escritos, muchos han sido las interpretaciones que se han dado a las frases y testimonios que el libro del Evangelio recoge en cada uno de sus apartes, provocando una amplia verdad sobre lo que cada uno de los Apóstoles escribe en torno a la experiencia pasada con su Maestro, por lo que hoy en día de su vida primordialmente, se conocen varias versiones que testifican sobre su paso por la tierra y las enseñanzas que quiso dejar para con el hombre en la tierra.
Caso diferente al del tema de su muerte del cual en un gran porcentaje los seguidores de su palabra se acercan a una sola versión, la cual refiere a la muerte en la cruz por la salvación del mundo ante el pecado del hombre.
Muerte de Jesús según la Biblia
Según el libro del Evangelio Lucas 23:26-56, Mateo 27:32-56, Marcos 15:21-41 y Juan 19:17-30 la muerte de Jesús aludió al padecimiento de sus ultimas horas en la cruz, en una ceremonia que para la época se hacía llamar la crucifixión.
A continuación algunos apartes en los que se puede ver reflejado este hecho, que desde su momento hasta nuestros días data de gran importancia para la historia de la humanidad en lo que respecta a la creencia religiosa.
26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.
28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron.
30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.
31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?
32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.
33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.
36 Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre,
37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
44 Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
45 Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.
46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
47 Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.
48 Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.
49 Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.